Este ha sido un año de mucho crecimiento, en mi obra artística y en el ámbito personal también; en el ámbito espiritual también. No es hasta ahora, varios meses después que entiendo verdaderamente de qué se tratan mis tres mil y tantas fotos. Las tomé con un aire de espontaneidad, con la intención de una búsqueda sobre la accesibilidad en el arte, sobre todo lo que he venido hablando todo el año. Tomar estas tres mil fotos es una evidencia para mí misma de que la cámara nunca hizo al fotógrafo. Es una prueba de qué tan lejos pueden llegar mis obsesiones y mis compulsiones sobre la producción creativa… porque fueron muchas más de tres mil. Pero en el álbum de las tres mil fotos que lleva por nombre Everything, están todas aquellas fotos que demuestran un aura vacía. Están todas esas fotos movidas y accidentadas, y esas fotos suertudas de lugares que aparecen frente a nuestros ojos por menos de unos segundos, en el transporte, en la calle, en un carro o en el cielo. En un afuera mítico, en un lugar liminal. Desde el principio sabía que la idea de los lugares liminales y el dreamcore del internet me llama mucho, pero no sabía específicamente por qué; por qué aquí, por qué ahora. La liminalidad representa un estado de transición y de cambio. Un lugar liminal es una línea delimitante entre un lugar definitivo y el otro. Es un lugar en el que no permanecemos, un lugar de paso, un no lugar. En mis fotos busco capturar la esencia y el aura mágica de lo que no debemos ver, lo que no debemos descubrir por más de un milisegundo, aquello que se siente prohibido por los límites imaginarios de la mente y del espacio… mis fotos describen un afuera místico y liminal, específicamente después de dos años de encierro.
Un encierro doloroso, sin fin, delirante, donde mi cuarto con sus paredes blancas y sus luces de colores se sentía como una nave espacial, un planetario. Una burbuja de seguridad y privilegio. Todos los días frente a un espejo, una pantalla y una bocina, como un submarino donde el único afuera es en mis sueños, y todo controlado por palancas y botones, con un olor a cloro y alcohol que no pareciera desvanecerse. Mis fotos representan el fin del mundo y el comienzo del otro, para mi, aún después de la devastante revelación que aun estando afuera tomo fotos desde adentro, en un carro en movimiento, en un camión, a través de la ventana. De que siento miedo de cruzar por los suelos con las plantas de mis pies, como un hamster, y aun afuera sin paredes transparentes… miro al mundo a través de dos cristales que resaltan las aberraciones cromáticas y el color naranja a cambio de claridad y foco. Entonces,
¿cuándo estoy afuera?
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Durante la activación de mi pieza en las muestras académicas sentí como el peso del mundo se levantó de mis hombros. Con cada foto ausente varios gramos más ligera. Supe que me libera el revelar estos secretos, compartir la realidad desde mis ojos, desde esa aura mágica y pequeña que les propicia mi mente a cada una de las fotos que he tomado. Hasta entonces comencé a salir verdaderamente, y posteriormente el resto de mi producción ha fluido como un río. Hice stickers, fanzines, posters, dibujos y música. Hasta ahora me doy cuenta de que hice lo que siempre me ha hecho feliz, esa era mi intención. Era mi intención el hacer y aceptar; validar lo que hago, las cosas que componen mi esencia y mi identidad, las cosas que no se pueden ver. Por una serie muy extensa de motivos, políticos, culturales, personales… en el centro de sus esencias las fotos, los dibujos, los fanzines, la música y todos mis estudios y escritos, son lo mismo. Un pedacito de mi alma. Y algo de lo que Juli adolescente de catorce años estaría orgullosa, y aliviada de que el mundo entero y su entorno lo vieran con un poquito de amor.
Como todos los proyectos este es un proyecto que sin final termina ahora. Cumpliendo sus metas y encontrando respuestas. Hacer este proyecto ha sido súper doloroso, me ha obligado a crecer y a ver la vida desde muchos ángulos cuando principalmente he querido encontrar mi propia forma de ver. Quería saber cual era mi zona de confort y buscarla, perseguirla hasta alcanzarla, con una esperanza de sanar las heridas educativas, y las personales también. Este es un proyecto sobre mí misma y todo lo que viví en un poco más de un año entero de mi vida.