Va un ratito. No estoy segura de que pasó ni por qué sentí de pronto que escribir no estaba programado en mi sistema. En realidad sí sé, o al menos tengo una idea.
Estaba por tuitear todo esto, pero creo que va mejor aquí:
Estaba viendo un vídeo acerca de la romantización de la tristeza y me desbloqueó varios recuerdos de cuando estaba en la prepa; entre los cuales mi ex me decía que dejara de ser una llorona, y que sonriera un poco. Me decía que su amiga Xanat (quien no tenía la culpa de nada) siempre estaba feliz hasta cuando estaba "neutral" y que yo no, que yo siempre estaba triste y que le frustraba eso de mi. Cada vez que recuerdo algo de él, me doy más cuenta de que mi mayor acosador y abusador fue mi ex.
Lo que decía este vídeo es una revelación para mi, mencionan que parte de estar triste por gusto y por el fanatismo de la tristeza es tener miedo a escuchar música feliz en lugar de cosas como My Chemical Romance, por miedo a no ser suficientemente profundo o interesante. Con esto básicamente recordé que llegó un momento en aquel entonces en el que solo podía escuchar dos cosas: el disco "A Rush of Blood to The Head" de Coldplay, y una playlist de las canciones más fresitas y rosas y adorables de Hatsune Miku y Kyary Pamyu Pamyu. El disco de Coldplay me calmaba, me hacía sentir en paz; actuaba como una venda para mis heridas internas. Mientras que lo otro me despersonalizaba me separaba de mi realidad y me dejaba en trance... Me hacía sentir que el mundo había acabado y que tal vez Miku era el verdadero significado de la existencia. Que tal vez nunca existí yo. Entonces no tenía que hacer nada para dejar de existir, así viviendo en una muerte constante y permanente. Era casi como mirar en un mundo paralelo donde todo era perfecto y rosa y tierno y feliz. Y al mismo tiempo era vacío, lejano, extravagante y de alguna forma muy familiar… Alrededor de aquellos tiempos tuve un sueño en el que estaba en un mundo donde era pascua siempre, y todo estaba decorado de colores pastel, azules verdosos, rosas y amarillos. Había naves espaciales con forma de conejo y huevos que funcionaban como cápsula de transporte. Recuerdo vívidamente hacerme de una gran enemiga en ese sueño quién me mandaba en una cápsula de huevo hacia una trampa para que me cayera hacia mi muerte. El huevo era rosa, era apenas más grande que mi cuerpo enrollado en posición fetal. Ella, mi enemiga, no sabía que me daría cuenta pero regresé en el mismo huevo en el que me mandó a morir. Y cuando salí del huevo nací, cubierta de la clara de huevo, yo era la yema. Estaba empapada en este fluido viscoso, rosado y transparente, altamente pegajoso y pesado. Recuerdo específicamente sacudir mis brazos y llevarme las manos a la cara para quitármelo de los ojos, después de romper mi cascarón. El terror en los rostros de mi enemiga y su séquito fue lo último que vi después de regresar de la muerte segura que me esperaba en sus ideas, antes de despertar.
Al mismo tiempo recuerdo que siempre me sentí intensamente, inmensamente triste. Desde que recuerdo, desde toda mi vida.
Últimamente se me desbloquean recuerdos que no sabía que tenía, desde mi infancia hasta los años más recientes de mi vida. Quizá es una señal de que debo agregar una cuarta serie de desbloqueables en mi juego, y que sean recuerdos. Recuerdo que en mi infancia la noche me mantenía con vida. Tengo asma y en aquel entonces cuando se ponían pesados mis ataques asmáticos, me llevaban a urgencias al hospital, íbamos de noche, hacía frío. Me acostaba en el asiento del coche mirando hacia arriba veía el cielo y los edificios pasar. Veía la luna, veía a la noche con sus luces. Se me olvidaba que no podía respirar hasta que el frío me deshinchaba los pulmones y cuando llegábamos al hospital yo estaba bien. Respiraba, estaba en paz. El paseo nocturno en el coche. Dicen mis padres que no solo le llevaban a urgencias, si no que me sacaban a pasear desde bebé para que el coche me arrullara y me durmiera. Tal vez por eso las noches son tan importantes para mí. Tal vez esta tristeza que recuerdo es de mis primeros recuerdos en general, desde siempre sentí como si extrañara muchísimo a un ser muy querido. Mis padres cuentan que después de nacer lloré por tres meses enteros, recuerdo toda mi infancia llorando. Siempre tenía miedo de muchas cosas hasta de mis sueños. Recuerdo mi primera gran pesadilla, me veía a mi misma en un espejo con un disfraz de dinosaurio. Pero mi reflejo me daba la espalda. Yo hacía todo lo posible por voltearme para verme bien. Pero cuando finalmente volteaba, mi reflejo no era yo. Era un ser monstruoso, deforme, con la piel llena de cráteres y texturas como quemaduras y acné. De niña pesadillas como esta me quitaban el sueño y desde entonces aprendí a soñar conscientemente. A darme cuenta de que mis sueños eran sueños y a decidir qué partes de ellos cambiar. Recientemente tuve varias pesadillas antes de decidirme a cortarme el cabello y cuando todavía lo tenía largo soñé que me veía a mi misma habiéndome cortado el cabello. No me gustaba y me acercaba a mi misma, me trepaba encima del cuerpo y me acercaba a la cara y me decía susurrando, enojada, "porque te lo cortaste". No quisiera saber que sintió ser esa otra yo en ese sueño.
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He sentido en las últimas semanas que nada tiene sentido, pero más allá, he sentido que no me toman en serio en mi clase de foto, que mis ideas no son exactamente apreciadas. Siento que mis opiniones y mis métodos se han quedado fuera de lugar en las clases. De pronto algunas personas parecen estar de acuerdo con un tema y no termino de saber qué de todo es genuino. Solo sé que no estoy de acuerdo y no tiene sentido volver a expresarlo. He sentido rechazo sobre mis ideas y no sé que hacer. Solo quiero aceptar que no es no de su parte pero siempre me queda esa espina peleonera. Quiero expresar mi desacuerdo, quiero argumentar y llegar a conclusiones diferentes a las mías. Quiero encontrar un acuerdo mutuo. Quiero reflexionar sobre la visualidad. Y realmente siento que lo único que escucho es disgusto por mis ideas, rechazo. No hay una crítica, ni un argumento, ni un debate. Siento como si hablara con una pared. Honestamente me siento como si no se me tomara en serio y mis ideas se vieran disminuidas como si no fueran buenas como si no existieran. Ya quiero dejar de hacer esto. Esta anti-dinámica. Me ha costado suficiente trabajo darme mi propio lugar para hacer un proyecto de forma genuina, ya no sé ni qué es genuino. Estoy tomando fotos que son un reflejo de mi escritura en esta crónica, una respuesta a mi necesidad por el ejercicio de arte y reflexión accesibles. Estoy tomando fotos con mi teléfono porque es la herramienta que tengo en la mano todos los días, y es un aparato que no presenta un peligro equivalente a cualquier cámara fotográfica al llevarlo por las calles. El hacer obra para mí, ignorar a la academia y confiar por un minuto en mis habilidades. Solo para escuchar que la cámara sí hace al fotógrafo. No estoy entendiendo. ¿Estoy entendiendo? O es uno de esos casos en los que se le quita todo refuerzo positivo al alumno para impulsarlo a que continúe con su trabajo para demostrar que sí tiene habilidades… ¿Cómo ese cliché de las películas? Esto es altamente, terriblemente desmotivador. Y esto no significa que dejaré de hacer mi proyecto como lo planteé. Solo presenta una amargura extra en el proceso. Algo que quizá esperaba evitar por fin, después de todos los proyectos que he empujado a través de mis enojos y rencores sin ninguna especie de refuerzo positivo externo. Para este punto es tal el trauma que tengo al respecto que a veces cuando premian mi esfuerzo imagino que quizá es burla, porque pareciera que está prohibido o quizá es tabú decirle a las alumnas que hacen un buen trabajo. Lógicamente entiendo que ese último no es el caso. A la mayoría de mis compañeros siempre se les ha premiado y apreciado bastante durante sus procesos. Fue un error, fue mala suerte, no tengo una buena relación docente-alumno en este taller-de-producción-final. Sea cual sea la razón. Necesito guías. Si no, estas fotos no son más que una excusa para cumplir con la materia una vez más. No necesitan ser fotos, podrían ser lo que sean. El concepto es multifacético. El proyecto visual de multimedia que me interesa realmente es el videojuego. Y sin embargo estoy intentando hacer algo que tenga sentido para mí y que me guste en conjunto con este texto. Ni siquiera lo estoy intentando, lo estoy haciendo. Es enteramente posible. Estoy intentando presentarlo ante la sociedad como si fuera una quinceañera que quería viaje. En fin.