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domingo, 21 de agosto de 2022

2 meses después de la semana más caótica de mi vida

Esto no ha terminado. Los últimos dos meses de mi vida han durado un buen minuto, o un minuto muy largo de esos de las películas... Un minuto bajo el agua. Para empezar no he tenido vacaciones, pero tal vez por el mejor motivo que he tenido para trabajar este año. Leiva. Antes de explicar y contar esa historia, la cual aún no termina, necesito contar todo lo demás. 

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Junio terminó y parecía que el semestre no se iba a terminar jamás, me quedé pensando por semanas en qué sentido tenía seguir en mi grupo, qué sentido tuvo entrar en mi grupo en primer lugar, qué sentido tuvo escribir mi protocolo de titulación con anticipación. ¿Qué sentido tuvo? Si Corinna no tenía intención de revisarlo hasta la última semana de clases… lo estuve pensando todo el semestre y solo lo confirmo ahora que estoy recordándolo. Pero a Corinna no le importaba mi proyecto, desde el primer día me dijo que no iba a poder apoyarme, y que a ella no le interesaban los temas fuera de la fotografía, y yo no le hice caso. Y me pasé todo el semestre discutiendo con ella, porque jamás estuvimos de acuerdo con nada. No pude tomar ningún consejo de su parte, siendo que todos derivaron de la idea de que yo hiciera algo completamente diferente a lo que estoy haciendo y lo que estuve haciendo todo el semestre. Y se dijo abiertamente de su parte y de la mía. Me sentí un poco apenada pensándolo. No usé palabras muy directas pero siempre le dije que no podía tomar en cuenta sus opiniones para mi proyecto y no le hice caso en nada. Si lo hubiera hecho probablemente no habría proyecto. Ni fotos, ni texto, ni nada. Tal vez solo me hubiera rendido. Y me siento un poco apenada ahora, porque me cambié de grupo. Pero era el paso necesario, la experiencia de trabajo que tuve este semestre fue anticlimática, improductiva y altamente frustrante. Fue la decisión correcta. Un paso caótico para seguir por el buen camino. Hacer el cambio en sí fue toda una aventura. Siento un alivio incomparable. La última semana de clases fue toda una aventura, que culminó con el clímax, las muestras académicas. La reunión. 

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No estoy segura de cómo describirlo pero tuve un sentimiento bastante divertido viendo la sonrisita en la cara de Marco el sábado en la mañana viendo mi montaje en la zona de foto. Noté que se dio cuenta de que reté a Corinna, y de que hice lo que quise con el espacio. Y siento que de alguna forma con ese gesto tan minúsculo le dio valor a mi trabajo, todo el semestre valió la pena. El viernes en mi montaje decidí que la idea que se me venía revolviendo en la cabeza por semanas tenía que hacerse realidad, entonces después de cubrir todo el cubo de la entrada del salón de fotografía con papel craft, me dispuse a pegar todas mis fotos con cinta azul, para que quien fuera que entrara y las viera pudiera tomarlas y llevárselas fácilmente. Imprimí las fotos en mi casa, en mi impresora, después de pasar alrededor de dos horas peleándome por hacer una limpieza de los cartuchos, la noche del jueves. Imprimí probablemente unas setenta fotos tamaño cartera, otras siete tamaño carta y otra más grande, dividida entre nueve hojas tamaño carta, para pegarlas juntas como si fuera un mosaico o una ventana. Sabía que a Corinna no le iba a gustar la idea así que no le dije. En realidad, no le dije a nadie, fue un capricho, y un experimento solo para mí. Después de armar mi mosaico, y acomodar las siete fotos medianas, estuve un rato esparciendo las fotitos por todo el cubo, en bonches de tres, cuatro, cinco y quizá seis fotitos. Todas pegadas con un pedacito de cinta azul. Después les dibujé algunas florecitas alrededor y les escribí mensajes con plumones, le escribí en una esquinita: "Llévame contigo, llévate una fotito". No estaba particularmente escondido, pero sí tenías que acercarte a verlo para poder leerlo. El sábado en las muestras, poco a poquito, visita con visita, las fotos se fueron yendo. Tal vez una por una. Tenía una apuesta mental de cuáles se iban primero y de cuales tardarían todo el día en desaparecer. Me divertí mucho pasando cada tanto para comprobar, y darme cuenta de que tenía razón. Tomo eso como confirmación de cuáles son las más encantadoras. Pero al mismo tiempo estuve pensando, que después de tomar tantos miles de fotos y guardármelas para siempre sin compartirlas ni mostrárselas a nadie, era un poquito poético. Verlas desaparecer. Una luz al final del camino. Y un deseo de la existencia. Una luz en medio de la tormenta. Y una habitación literalmente llena de lucecitas moradas en medio de las muestras académicas de verano 2022. El momento más divertido fue cuando se empezaron a llevar las fotos grandes, no estaba cien por ciento segura de que se atreverían, pero me alegra infinitamente que lo hayan hecho. Se llevaron hasta la última foto. Hasta la grande, por partes. Al final quedó una habitación vacía, cubierta de papel craft y dibujitos, con luces moradas. Tal vez las fotos más carismáticas se fueron primero, pero las últimas en irse se fueron con quién más las necesitaba. Fue como si hubieran esperado a las personas que las tomaron. Acompañé a un par, me quedé espiando un rato. Me di cuenta de que las personas y las fotos que se llevaron eran tal para cual. Quiero saber quién se llevó la foto del macdonald's… es una de mis favoritas. Algunas personas me buscaron entre el caos para decirme qué foto se habían llevado. Fue una gran idea qué le sumó a la experiencia de las muestras; estamos de vuelta, una vez más después de dos años. Habían muchos sentimientos en el aire, pero sobre todo, amor y nostalgia. Le doné toda la ganancia de mis fanzines de ese día al taller, no podía estar más agradecida. Fui a ver las exposiciones de mis alumnos del servicio social, y me sentí increíblemente orgullosa. Me siento increíblemente orgullosa de ellos, y de ver cómo han crecido en solo cuatro meses y medio. 

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El martes de esa semana fue un día increíblemente caótico, fue el día que decidí ir a hablar con Luis. Fue el momento por el que llevaba amedrentándome a mi misma desde marzo. Luis es el maestro con quién debí haber entrado desde el principio. Pero no lo hice porque soy tonta. O porque la vida me quería dar una lección.  Lección aprendida. :( 

Por más que estuve semanas contemplando la posibilidad y hablándolo con mis amigos y maestros en quienes más confío, tenía muchísimo miedo de que todo saliera mal. Por más que todos ellos me dijeron que iba a salir bien, y me dieron todo su apoyo. Quiero decir que raramente siento miedo de que las cosas puedan salir mal, rara vez hago planes en los cuales la opinión de alguien pueda tener la influencia suficiente para cambiar el resultado; y en los cuales probablemente dependía de una tirada de carisma crítica que me salieran bien. Pero esta fue una de esas veces en las que se siente como una prueba de la vida en la que dependiendo de lo que hagas cambiaría quizá drásticamente el curso de la historia narrativa de tu vida… pero todo salió bien; y es un gran alivio. Quien diría que Scott Pilgrim me aumentó momentáneamente dos puntos de carisma, y un punto de sabiduría, suficientes para romper el hielo. Aún después de toda la desventura me conecté a la oficina virtual en zoom con Beatriz, el día de la inscripción, para confirmar si habían podido hacer el cambio sin problemas… me dijo que sí.

¿Ahora qué me depara el siguiente semestre? Tal vez siete exes malvados.

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El lunes de esa semana anunciaban los resultados de la convocatoria para el curso de diseño y programación de videojuegos del centro multimedia, Leiva. Abel me había contado tal vez tres semanas antes de que terminara la convocatoria y terminé mandando mi solicitud el último día que las recibían. Entonces el lunes, naturalmente estaba tensa y esperando un email que no llegaba. Pensé que tal vez me había tardado mucho o que tal vez no tenía el perfil que estaban buscando, o tal vez otras diez especulaciones de por qué no me habría quedado; y estuve especulando un poco triste toda la semana. Aún por encima de todas las demás actividades transcurrentes. Tenía la ilusión de entrar para aprender un poco más sobre los procesos creativos de los videojuegos, porque ya logré entender que me interesan mucho, seria y genuinamente. Entonces no queda más que tirarme un buen clavado en esa alberca. El viernes a medio pegar de papel craft escucho en mi teléfono la notificación de mi correo, para levantarlo y ver una invitación a participar en el curso de Leiva. Pasé de pegar papel cansada, con prisa y de mal humor; a pegar papel cansada, con prisa y de muy buen humor. Pero si bien las muestras fueron el sábado… descansé un poco el domingo, y Leiva comenzó el lunes. No he dormido pero estoy ridículamente feliz. 


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desde el principio, y hasta el fin del mundo ✧・゚: *✧・゚:*

el fin del mundo nos espera...♡˖*°࿐

vamos juntos hasta el fin del mundo .·:*¨༺ ☾ ༻¨*:·.